lunes, 16 de febrero de 2009

"Ensayo" de ¿por qué escribimos?

Desde el momento en que uno se levanta y entra en contacto con la cotidianeidad empieza a experimentar una mezcla de sensaciones que muchas veces no encuentran una salida deseada. Se pueden manifestar con bronca, sonrisas, llanto o un montón de palabras “porque sí”, o bien pueden guardarse en nuestro interior, formando una gran masa de expresiones reprimidas. La acumulación de estas resulta sumamente peligrosas porque sabemos bien, por lo que vemos y recordamos que vieron generaciones anteriores, las consecuencias de toda acción (porque “sentir” es una de ellas) relativa a “no-exteriorizar”. Lo importante de exteriorizar es que es uno de los caminos para sentirse algo más libres, o ligeros por así decir: nos quita un peso de encima, o dos o en el mejor de los casos nos despoja totalmente de la mencionada masa de expresiones que decidimos reprimir y que nos dificulta impide avanzar.
No siempre logramos siquiera identificar cada una de esas sensaciones y menos que menos jerarquizarlas entre “malas” y “buenas”. Pero las latentes son quizá a las que prestamos mayor atención, las que definen nuestro humor en un momento determinado, en conjunto con una serie de factores que influyen desde el exterior. Pero ese humor, ese ánimo, a su vez, puede variar de un momento a otro, y ahí es cuando intentamos buscar una o más de una explicación a ese fenómeno tan particular que tenemos los hombres-de-este-mundo. La respuesta puede buscarse por muchos y variados medios, y uno de ellos es este que ven: sentarse y escribir.
Simplemente hacer una búsqueda de nuestras sensaciones y pensamientos que nos acompañan día a día y plasmarlas en una hoja; mientras podemos llegar a encontrarnos con nuevas sensaciones, rememorar algunas que surgieron en tiempos pasados, y/o darle salida a otra que nos agobie, la cual intentábamos despojar de nuestra mente pero no encontrábamos el cómo ni el cuando. Esto es lo que considero como el éxito más grande del acto de escribir.
Es a los ojos de nuestros pares e impares en donde adquieren real sentido las palabras de uno mismo. Y dentro de unos instantes estas palabras estarían pasando a depender de ustedes… ¡ya!

No hay comentarios:

Publicar un comentario