miércoles, 18 de febrero de 2009

Las patas largas

Yo los dibujaba y mamá los pintaba con lápices de colores, suavecito, con sombreado. Fuerte en los bordes y esfumado hacia el centro de la forma que la línea encerraba. Si la línea era sólo línea, y no encerraba ninguna forma, como en las piernas, los brazos y el pelo, entonces le hacía un trazo fuerte de lápiz de color por encima y hacia uno de sus costados.
Los dedos eran líneas rectas, también, y salían del sol redondo de las manos. La cabeza era un círculo, un poco achatado en los costados. No tenían cuerpo. Eran sólo cabeza. Una cabeza grande de la que salían como rayos los miembros y los pelos, con ojos grandes, como dos huevos; y la boca era casi siempre una línea recta horizontal que cruzaba la parte inferior del círculo de la cabeza de un extremo al otro.
Mamá los cortaba prolijo, dejándoles un espacio de uno o dos milímetros entre el corte y la línea, para que no se perdiera el dibujo. Las patitas resultaban frágiles, porque siempre eran muy largas y no eran más que líneas rectas. Después los pegábamos en la ventana de mi pieza, que daba al lavadero; así que cuando iba al lavadero podía verlos a trasluz con el trazo de la plasticola en la espalda. Hacían juego con los dibujos de la cortina, porque casi siempre los monigotes eran una nena y un nene; y en la cortina igual: una nena acá, un nene allá, un barrilete, la misma nena por allá, el mismo nene más allá y otro barrilete.
No recuerdo si llegaron a ponerse amarillos en la ventana, si se iban cayendo cuando la plasticola se ponía vieja o cuando el vidrio se empañaba reiteradas veces. No recuerdo tampoco si los renovábamos o si fue una sola vez que nos dedicamos a pegarlos, tan prolijamente recortados. Pero están en la imagen estática que tengo de aquel cuarto, y no se mueven de ahí.
Amalia

3 comentarios:

  1. Texto CLAVE para armar un rompe-cabezas de recuerdos. Fui perdiendo algunas piezas mientras crecía y me privé de acordarme de las cosas más puras de la infancia (aunque tan lejana no esté) como éstas.

    Gracias muchas...

    ResponderEliminar
  2. deja un sabor a lindo, a cosas que indefectiblemente van mas alla de otras.
    que el significante no sea si quedaron o no quedaron pegados al vidrio, o qué fue de ellos con el paso del tiempo. pasa siempre, eso de tener en algun moemnto algo(a veces no importa qué), que acarreamos allá a donde vamos.
    gustó, gustó mucho

    ResponderEliminar
  3. Qué placer leer lo que escribiste, Amalia. Me impresiona la precisión de la descripción. Muy lindo. Gracias por compartir. Eileen
    (no se olviden de firmar lo que escriben porque todo aparece como escribimosloquequeremos.

    ResponderEliminar